top of page

“Tengo más amigos que enemigos

en el pelotón"

 

 

 

 

 

 

El Mundial, la Vuelta a España, el Tour y las Clásica de primavera serán, por ese orden, las prioridades de Alejandro Valverde en esta temporada que está a punto de arrancar y en la que defiende su condición de campeón de la UCI Pro Tour. El ciclista murciano continuará al frente del Movistar Team, pero en esta ocasión cederá sus galones a Nairo Quintana en el compromiso más importante de todos: La Grande Boucle. Valverde, por su parte, confiará su mayor reto justo al final de la campaña para tratar de alcanzar la medalla de oro en el Mundial de Ciclismo en Ruta, que este año se celebra el 27 de septiembre en Richmond (Virginia, Estados Unidos). 

 

“Soy el ciclista que más medallas ha ganado en un Mundial, cuatro de bronce y dos de plata, pero me falta la más importante y aún sueño con poder conseguirla”. Así de categórico se muestra el corredor más importante que ha dado la Región de Murcia y uno de los mejores del Mundo. Un deportista inclasificable que no se considera ‘clasicómano’, pero tampoco un “favorito en las grandes pruebas”, pero al que siempre se verá con el colmillo retorcido entre los mejores del pelotón. “No soy sólo un ciclista de clásicas, si lo fuera no hubiera ganado una Vuelta o hubiera hecho podio en otras”.

 

El último año perdió una gran oportunidad de ganar el oro en el Mundial de Ponferrada, pero se le escapó en el último momento”, asegura. “El equipo (España) hizo un gran trabajo y tuvimos la carrera controlada casi siempre, pero todos los países tienen su estrategia y es imposible parar a todo el mundo”. El polaco Michał Kwiatkowski aprovechó la vigilancia de los favoritos para escarparse en los últimos kilómetros y alcanzar el podio dorado. En la lucha posterior, el murciano cedió el sprint al australiano Gerrands, con el que mantiene una vieja rivalidad desde casi el inicio de sus carreras profesionales, para acabar en tercer lugar. Sin embargo, Valverde asegura que “no fue una decepción. Creo que el resultado es bueno porque conseguimos una medalla, que era el objetivo, aunque todos hubiéramos preferido el oro. Máxime al tratarse de una carrera en España. Pero ha sido un buen broche a la temporada”.

 

En este Mundial fue muy llamativa la ausencia de Alberto Contador, el mejor de los corredores españoles en la actualidad. El madrileño, Joaquín Rodríguez y Valverde tuvieron algunas disputas en el transcurso de la última Vuelta a España, que concluyó con  ese mismo orden en el podio pero con Froome en el puesto de Purito Rodríguez. "Somos rivales sólo en la carretera. Después, la relación es buena. Es verdad que dentro de las carreras cada uno defiende lo suyo y tenemos roces, pero todo queda ahí. Tengo muchos más amigos dentro que fuera del pelotón". En cuanto al hecho de que Contador no corriera el último Mundial, Valverde asegura que "hubo más ruido fuera del que hubo desde dentro. Él nos explicó sus razones y nosotros lo entendimos y compartimos lo que nos dijo".

 

 

 

 

 

Su mejor año profesional

 

Declaraciones del ciclista murciano en el Templo de la UCAM, donde hizo balance de su última campaña y se fijó los retos para la que puede ser una de las últimas como profesional. Valverde cumplirá en abril 35 años, pero aún no se fija el abandono de su carrera. Posee un físico privilegiado, sin un átomo de grasa adicional, con una musculatura de poco peso pero muy resistente y flexible, como debe caracterizar a todos los atletas. No es propenso a las lesiones ni las caídas, lo que le ha permitido llegar a la madurez profesional en plenitud física. Incluso

cerrar ahora su mejor año. Los brillantes resultados de la última temporada le han permitido renovar el contrato con su actual equipo:

 

 

"Creo que 2014, en cuanto a resultados globales, ha sido el mejor de mi trayectoria deportiva. Estoy muy satisfecho aunque siempre se puede mejorar. Todavía me quedan tres años de contrato con el Movistar y tengo mucho que recorrer".

 

Además del oro en el Mundial, a Valverde siempre se le ha resistido el Tour, la gran prueba internacional por excelencia. Por fas o por nefas siempre ha tenido un inconveniente para acabar en el podio de los Campos Elíseos. Ha ganado etapas y se ha vestido todos los jerséis posibles, incluido el amarillo, pero siempre de manera efímera. En 2014 lo tuvo más cerca que nunca. Los abandonos de los principales favoritos le dejaron la carrera en bandeja, al menos para acabar entre los tres primeros. De hecho, durante la mayor parte de la prueba estuvo en esos lugares de privilegio. Sin embargo, en la penúltima etapa todo se vino abajo en una contrarreloj individual en la que perdió la batalla con dos jóvenes promesas francesas. El triunfo ya estaba asegurado para el italiano Nibali. El corredor no tiene una explicación de lo que pasó.

 

Ese año había preparado a conciencia la especialidad, hasta el punto de ganar la prueba contra el cronómetro en el campeonato de España. Algo inédito en él: “Todo fue mal desde el principio. No tenía piernas. Iba agarrotado y veía que no podía hacer nada. No hay ninguna razón en particular que lo provocara, no sé si fueron los nervios o la responsabilidad, porque nunca me ha pasado nada igual. Simplemente tuve un mal día y los demás lo supieron aprovechar”, lamenta el de Cabezo de Torres.

En el Tour de Francia, el ciclista de Las Lumbreras acabó en cuarta posición y eso para él siempre sabe a poco: "El Tour se me resiste aunque me encanta. También me gusta mucho la Vuelta, que sí conseguí ganarla”.

 

La Vuelta, una carrera a su medida

 

La otra cara de la moneda fue la Vuelta a España, en la que repitió el tercer puesto en el podio del año anterior. Un perfil más duro que los anteriores le favorecieron, aunque no pudo con la fuerza de Alberto Contador, a pesar de apuntarse en el último momento. El de Pinto tuvo que abandonar el Tour por lesión y, en principio, descartó la Vuelta. Pero luego se recuperó de manera milagrosa. “Había gente que decía que no vendría a disputarla –apunta el murciano-, pero conozco bien a Contador y no es de los que corren como comparsas. Sabía que antes o después sería el hombre a batir, como ocurrió y mejor que todos los demás. Pero yo tuve una gran ayuda en mi equipo para acabar repetir entre los tres primeros, que es lo importante. No se puede ganar siempre”.

 

Alejandro reside en Murcia, donde dirige un gran grupo de entrenamiento para preparar la nueva temporada. Sus compañeros de equipo José Joaquín Rojas, Rubén Fernández o el muleño Luis León Sánchez (que este año se estrena con el Astaná), entre otros, forman parte de un grupo de máximo nivel con el que ya ha rodado los primeros cientos de kilómetros del invierno. Su temporada será muy parecida a la del año pasado. Intentará conquistar de nuevo alguna de las Clásicas de las Ardenas.

 

En 2014 se apuntó la Flecha Valona y fue segundo en la Amstel Gold Race. Son pruebas de un día en las que se siente cómodo: “Son carreras muy especiales en las que no hay margen de error. Todos quieren estar delante y hay mucha tensión. Es muy exigente, pero me adapto bien y espero poder repetir algún triunfo”.

 

En cambio, en el Tour tendrá que trabajar para su compañero Quintana. “Este año haremos todo lo posible para que Nairo esté en el podio y yo intentaré conseguir alguna etapa. Pero todo depende también de cómo vaya la carrera, de las fuerzas que tengamos y las oportunidades que se planteen. El Tour es una carrera distinta a todas, en la primero intentas no caerte, después plantear las batallas y en la última semana tratar de ganarla”, explica. Luego se volverá a centrar en la Vuelta: “Me gusta el trazado de este año, porque tiene mucha montaña y finales en alto. Será muy exigente, pero se ajusta a mis características. Espero llegar un poco más descansado, al no tener tanta responsabilidad en Francia y así hacer un buen papel”.

 

Será su última estación antes de abordar el citado Mundial, en Estados Unidos, con el que espera alcanzar vestirse el maillot arco iris. Alejandro Valverde pedalea hacia la historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El último órdago de Valverde

 

Alejandro Valverde inicia este año la que puede ser su última gran oportunidad de hacer pódium en el Tour de Francia. Hasta ahora ha conseguido éxitos parciales, pero le falta su gran momento en Les Champs Élysées, con la imagen del Arco recortada tras su figura triunfal. Una imagen mítica que corona a los grandes corredores de la historia, por encima de nutridos currículos, en la prueba que mejor representa la épica del ciclismo. Ha vestido el amarillo en varias ocasiones, pero nunca ha conseguido quedárselo en propiedad. Pero ahora gracias a su veteranía, una preparación concienzuda para la carrera, el cuaje sangrado de los últimos años y un equipo excepcional a su servicio se convierte en serio aspirante al podio final. Quién sabe si a un triunfo absoluto.

 

Han pasado ya nueve años de aquella victoria del murciano sobre Amstrong en la cima de Courchevel. Aquel gesto de plenitud sobre el maillot de Illes Balears que presentó al mundo una figura emergente, validada por el propio norteamericano cuando su opinión era aún respetable. Desde entonces, las participaciones de Valverde en la ronda gala son un cúmulo de desgracias y unas pocas alegrías. Abandonos, caídas, infortunios mecánicos, despistes o malas jugadas le han apartado siempre de París, la meca del ciclismo. Otras veces ha sido disputar demasiadas carreras en la primera mitad del año, lo que le ha impedido disputar las etapas claves.

 

En el Tour hay tres semanas y tres fases. En la primera se trata de no perder la carrera por las caídas; en la segunda deben mantener el tipo para posicionarse cuando se produce la primera criba, sobre todo de velocistas; y en la tercera es cuando se la juegan los favoritos en las distancias cortas. Ahí es importante llegar fresco y no haberse quemado en carreras anteriores, victorias parciales de etapa o en contratiempos deportivos o atmosféricos. En este aspecto, el equipo juega un papel fundamental y da la impresión de que este año cuenta con un bloque de lujo, como en los mejores años de los bloques de Unzúe y Echevarri.

 

Valverde tiene 34 años y puede que sea el último en el que pueda mantener el liderato de su equipo en la Grande Boucle. Nayro Quintana pide paso. El de Las Lumbreras está fino, se ha pulido a conciencia estos meses con el pensamiento puesto en el Tour y está preparado para lanzar su último órdago. Ha mejorado en la contrarreloj, el hándicap que siempre ha guillotinado sus aspiraciones en la General e incluso el trazado de la carrera le beneficia. Hay menos cronos y mucha montaña, con muchas opciones de escaramuzas como a él le gustan. Ojo, porque se puede beneficiar del marcaje entre Contador y Froome por la victoria absoluta.

 

Estamos ilusionados con ver el gran Tour de Valverde, de verle en los demarrajes, en esas tomas cenitales de helicóptero que se centran en los favoritos, en ese poderoso plano frontal que surge de la niebla o las curvas sombreadas de los Alpes. Se lo merece por su esfuerzo y por todos aquellos que han intentado cercenar su carrera en algún momento. Los que le condenaron sin pruebas a dos años de ostracismo y le obligaron a recobrar el prestigio que le había ganado a pulso. Alguno debe estar retorciéndose de ver cómo a pesar de todos los controles del mundo, el murciano sigue ganando. Porque es muy bueno. Porque tiene talento y un físico privilegiado cuya anatomía se engarza de manera perfecta en la silueta de su bici. Porque tiene el punto de ambición y paciencia para saber atacar en el momento justo, de manera letal. Nos merecemos recordarle también como campeón (o al menos componente del podio) de la mejor carrera del Mundo.

 

 Junto a Alejandro estará José Joaquín Rojas, dispuesto a darle otro mordisco a la Regularidad. También se merece un resarcimiento después del robo que le hicieron con Gilbert, cuando le mantuvieron en carrera después de hacer un fuera de control y eso privó al ciezano de ganar el maillot verde del Tour. Casi nada. Una injusticia a la francesa, por aquello del chauvinismo francófono. Movistar nunca le había prestado atención a los velocistas hasta que apareció Rojas. No tiene lanzadores, pocas ayudas y aún así se parte el pecho entre todos los aspirantes en unos sprints brutales. Merece también su momento de gloria en París. Por el contrario, el gran ausente será, de nuevo, Luis León. Un campeón castigado a la serie B por culpa de algunas malas decisiones. Tiene fuelle para muchos años y espero que por su bien y el del ciclismo vuelva pronto a la élite que nunca debió abandonar.

 

El Tour, Le Tour. Tantas emociones contraídas en el asfalto de un país que rezuma ciclismo, que lo respeta y lo fomenta. Lo aplaude. Aunque hace tiempo que no lo gana. Un balcón irrenunciable en el que perderse en las tardes de verano.

El ciclismo es un deporte que ha caído en desgracia en los últimos años por culpa de la crisis y de los escándalos de dopaje. Es verdad que muchos iconos lo han desprestigiado y han transmitido una sensación de irrealidad en sus proezas. Pero no se puede generalizar. Si quieren ver el espíritu más puro de este deporte, acérquense un domingo a la Avenida Miguel Induráin, cuando compiten los niños de las escuelas federativas. Ese trabajo sordo y paciente es el que se ve luego a velocidades de vértigo entre los profesionales. El ciclismo es épica y ejemplo desde su capacidad de sacrificio. Una lección de compañerismo y entrega. Por eso se ven tantos grupos de aficionados por las carreteras murcianas, a pesar de que la mayoría están mal asfaltadas y de que los coches no les respetan. Por ellos, por su entusiasmo desinteresado y por el propio ciclismo, soñamos con una victoria de nuestro paisano Valverde. ¡Ánimo Alejandro!

 

 

“En el Tour trabajaré para mi compañero Nairo Quintana, aunque no descarto pelear la General además de alguna etapa”

"La vuelta siempre se me ha dado bien y después de dos podios consecutivos me gustaría luchar por el triunfo"

 

foto: Juande Martinez

Foto: Juande Martinez

INICIO-  ENTREVISTAS Y REPORTAJESQUÍENES SOMOS - NUESTRA HISTORIA - ACTUALIDAD- CONTACTO

© 2014 by IwomanSport. Proudly created with Wix.com

bottom of page